Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): ¿Qué he de decir yo al Sr. Moya y a los dignos individuos que con él han firmado la proposición de ley que acaba de apoyarse, sino que es un pensamiento bellísimo y que merecen por ello encomio?

Pero la caridad no se manda ni se administra. La administración puede ayudar, puede auxiliar a la caridad, puede excitar el celo y los sentimientos caritativos de todo el mundo; pero no creo fácil administrar la caridad, y mucho menos mandar sobre la caridad.

Precisamente en estos momentos se está llevando a cabo un importante plan de caridad en Madrid, que, en concepto del Gobierno, ha de dar excelentes resultados; pero se ha adoptado el camino más conducente para conseguir los fines nobles que con ese plan han de realizarse.

Sin embargo, como el pensamiento de la proposición es tan bueno, es tan grande, el Poder ejecutivo, lejos de tener inconveniente en que pase a la comisión que habrá de nombrarse, pide con encarecimiento a las Cortes Constituyentes que se sirvan acordarlo así.